Categoría: Monumentos

Alcalá del Júcar en Otoño-"El puente Romano"

Alcalá del Júcar en Otoño.
En los Ojuelos de Valdeminguete, al pie del Cerro de San Felipe al que los romanos llamaron con el nombre de Suero, cuyo caudal se ve aumentado desde su origen con las aportaciones de numerosos arroyos nacidos en las fragosidades de una comarca de abundantes precipitaciones por su elevada altitud. En la vecina provincia de Cuenca, el 85 % de su superficie vertiente se halla por encima de 1000 mts. en los mismos relieves de cabecera.
 
Marcha luego el río a Moranchel y Alcazarejos, de la jurisdicción de Jorquera, dentro de la cual recibe el arroyo de Abengibre; le atraviesan dos puentes, uno en la aldea de Cubas y el otro en la misma villa de Jorquera, situada en la margen izquierda sobre un peñón, con algún adelanto hacia el río y rodeada por la parte septentrional de un barranco que solo deja entrada por el Oeste; el río corre allí por un cauce profundo. Entre la mencionada aldea de Cubas y Jorquera, hay una represa por medio de la que se saca el agua para regar su hermosa ribera en ambas oríllas, hasta el pueblo de la Recueja.A los pocos minutos, se llega a la ermita de San Lorenzo, que está en su orilla derecha y tiene un paso a su pie para cruzar el río, llamado “el vado de los jinetes”, aunque en dirección bastante oblicua. Desemboca allí también la cañada de San Lorenzo, que a su vez ha recibido, entre otras, la Rambla del Arroyo de los Tejares y la Rambla de Peña Rubia.

El Bolinche Manazas en Alcalá del Júcar

“El Bolinche Manazas”.
Separada del peñón por un precipicio, hay una pequeña muela llamada el “Bolinche Manazas”.

El bolinche Manazas
El bolinche Manazas

La tradición oral de Alcalá del Júcar dice que esta se encuentra hueca y que antiguamente la usaban los que habitaban el castillo para subir agua del río. Esto ya era recogido por Tomás López en el si­glo XVIII, al decir que en esta peña se encuentra “…una mina que en su construcción primitiva no deja ya señales que fue echa artificialmente por la deboracion que en ella a hecho el salitre de que abunda todo este pais, pero se viene en conocimiento de su tendencia y positura que es­ta sirvió en su primitivo ser de conducto seguro para subir las aguas del Jucar y otros emolu­mentos que necesitasen los que ocupavan y guarnecían dicho Castillo….”. No obstante, en el Bolinche, actualmente solo se pueden apreciar cuevas artificiales que fueron dedicadas, hasta no hace muchas décadas, a palomares.
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El puente romano de Alcalá del júcar

El puente de Alcalá del Júcar, al contrario de lo que cree la conciencia popular, no es de construcción romana. Ignoramos el número de puentes romanos que hubo en España, y aunque no lo son todos los que por antiguos se vienen llamando “romanos”, desde luego su cantidad de­bió de aproximarse a la existente a fines del siglo XIX.

Como normas muy elementales para desechar un puente como romano pueden adoptar­se, según A. Blanco Freijeiro, aquellos en que la calzada mide menos de 5 ó 6 mts. de ancho, o en que la calzada sube y baja formando un badén en su recorrido por el puente, en otros térmi­nos, lo que se llama un puente de lomo de asno (los puentes romanos deben tener calzada hori­zontal o muy poco alomada). Como vemos, nuestro puente reúne los dos requisitos. No obstante, buena muestra de lo difícil que resulta adscribir un puente a época romana es que, muchos espe­cialistas, no están de acuerdo con este autor. Existen, además, cantidad de ejemplos más modes­tos y es en ellos donde a veces se plantea el problema de su identidad romana, por cuanto la téc­nica constructiva se mantuvo sin variaciones hasta el siglo XVIII. Incluso puentes que hoy en día se dan por romanos, deberían ser puestos en entredicho.
La mención más antigua sobre un puente en nuestro pueblo que hemos podido hallar es la que aparece en las Relaciones Topográficas, al decirse que “tiene esta Villa en el dicho rrio un puente decaí y canto de gincoarcadas muy rrica y bien edificada y es la mejor puente que tiene el dicho rrio de Xucar aunque desde el siglo XIV hay menciones indicando que se en­contraba en este paso una de las aduanas que servían como frontera con el reino de Aragón.
En cuanto a nuestro puente, este es de sillería y consta de cuatro ojos, bajo los cuales corren raudas las aguas del río. Su longitud no es muy grande, ni siquiera importante; la gran luz de sus arcos provoca problemas que sus constructores resolvieron recu­rriendo a arcos levemente elípticos, que amplían su alcance horizontal sin requerir más altura. Pero el mayor problema, y que no pudieron resolver, fue el de la rigidez física de su estructura. La piedra no admite apenas flexibilidad y ello obliga a que los arcos sean sólidos, indeformables y no excesivamente abiertos para poder resistir cualquier peso. Por eso, el puente de Alcalá del Júcar es macizo de estructura.
En la mitad del puente, se hallaba la llamada “Cruz del Puente”, realizada en piedra y derribada durante la última contienda; tras la confrontación bélica se construyó algo parecido a una flecha, llamada “Cruz de la Victoria” y construida para conmemorar el triunfó franquista en la Guerra Civil. Bajo esta cruz, hay situada una lápida que nos fecha la construcción de esta pa­sarela en el año 1771; en esta losa todavía subsiste una inscripción en cuyas cinco líneas se de­clara:
ESTE PASO ES DE
EL AÑO DE 1771 A 27 DE MARZO QUE SE REMA­TO
EL PUENTE
Una de las primeras menciones que ha llegado a nuestras manos referente al puente ac­tual, data de 1786, al decirse que la villa “„.tiene sobre dicho Rio un puente famoso de piedra de sillería con seis ojos, quatro de ellos para su desguazadero y dos pequeños para repartir las aguas para el eredamiento por ambos lados y paradas de molinos que riegan hasta el termino de Ves, y para ello se toman las aguas de una presa..”; esta presa estaba fabricada “…con tal figura y de unas 300 varas de longitud con dos caídas o ramales de modo que quantos peritos la an visto les causa admiración”.
Ni que decir tiene que el puente actual tampoco se ha mantenido incólume des­de el año 1771 ya que ha sufrido varias inundaciones desde entonces. Un ejemplo de ello lo te­nemos en la riada ocurrida él 26 de agosto de 1782, como consecuencia dé la cual se derrumbó el ojo del puente que daba al Este, siendo reparado por don Felipe Motilla que, aunque era natural de Jorquera, residía en Alborea. Debido a estas y otras inundaciones que ha sufrido el pueblo, el puente actual ha tenido que ser reconstruido en varias ocasiones. También hay constancia de otras reparaciones tras la riada de 1941, la de 1982 o la que sufrió en 1992. Al igual que en otros monumentos, la escuela-taller de cantería ha realizado diversas obras en él.
Pese a estas reconstrucciones, siempre tuvo fama de ser el mejor sobre el Júcar; buen ejemplo de ello es que, a la referencia ya señalada con anterioridad de las Relaciones Topográfi­cas, en el informe que Felipe Motilla hace con motivo del hundimiento de parte del peñón,  por lo que es puente seguro, y al no haber otro en este Rio en muchas leguas, pues los que hay a taparte de arriba y la de abajo son pontones y por consiguiente de muy poca consistencia, que a poca avenida o subida del río marcha con ellos, y es mi decir puente seguro porque llegan lances que se ven precisados los habitantes a buscar éste, que es el que parte para muchas partes del reyno de Murcia, Origüela y Alicante y parte del de Valencia..”. Madoz, en el siglo XIX, vuel­ve a redundar en la idea al decir que: “Pasado el río por un puente de sillería de tres ojos, sólido y quizás el mejor que cruzan sus aguas…”.

Bibliografía: Alcalá del Júcar (José Luis Valiente Pelayo)
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El frontón de Alcalá del Júcar

La pelota a mano en Alcalá del Júcar.
El fronton de alcala del jucar
Desde 1950, Alcalá del Júcar cuenta con un magnífico frontón con el que saciar las grandes ansias que hay en nuestro pueblo por el juego de pelota . Desde siempre el frontón tradicional fue la pared del castillo que da al Mediodía[1], y en las aldeas, al igual que en otros pue­blos, las paredes de las iglesias. Allí, en el castillo, se reunían multitud de gente para ver las im­provisadas partidas que, con pelotas de trapo, se organizaban. También los chiquillos aprovecha­ban las vacaciones o las horas de recreo para pegar algunos manotazos a la pelota. Algunas veces esta caía a las huertas y entonces era de ver como, según recoge José Antonio González Pérez, uno o dos de estos chicos, ajenos al peligro que esto entrañaba, bajaban por el propio peñón a través de los entrantes y salientes de la roca hasta llegar al camino de las huertas, por detrás de la peña, por donde, una vez cogida la pelota, volvían a subir. Buena prueba de que el Ángel de la Guarda existe es que no hay constancia de que vez alguna hayan habido desgracias personales.
Como consecuencia de la gran afición que hay por este deporte, Alcalá del Júcar cuenta, y ha contado, con grandes jugadores que nos han deleitado con sus partidas figurando, incluso, algún jugador profesional.
Este deporte, según Fuster Ruiz, es una variante de la “pelota vasca” y entre estas nove­dades está el jugarse contra una sola pared, longitud de la cancha, etc. El propio Fuster Ruiz, hablando del arraigo de este juego en la comarca dice: “Cuando las manos anchas y fuertes de los mozos se inflaman después de un largo partido de pelota, solía emplearse el más original masaje que registra la historia del deporte: presionar fuerte la palma de la mano con la suela de una alpargata de cáñamo mojada”. Nosotros, por nuestra parte, desconocemos tal práctica.



[1] En Alcalá, también se solía jugar en la calle Nueva o en el pretil, delante de la Iglesia
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Los otros puentes en Alcalá del Júcar

Otros puentes en Alcalá del Júcar
Además del Puente Romano, Alcalá del Júcar ha contado, y cuenta, con otros pasos por donde cruzar el río. El más antiguo de ellos, al menos en cuanto a los textos, es una pequeña pasarela que se encuentra frente a la cueva de Garadén; en este sentido, ya del siglo XVI és una mención donde se dice que “…en el rrio en par del dicho castillo de Garaden ay un ponton de cal i canto por donde pasaban el rrio…”. Todavía puede verse, cuando el caudal del Júcar viene bajo, los restos de lo que íue el pilar de este paso a la altura de la Casa Grande. No obstante, y no lejano a este puente, había y sigue habiendo, un pequeño paso con fondo firme y poco profundo que, sin ser puente, servía para cruzar el río. Nos estamos refiriendo al llamado “Vado de los Jinetes”; las Relaciones Topográficas de Felipe II ya lo mencionan al narramos la leyenda del rey moro.

Otros puentes en Alcalá del Júcar
Otros puentes en Alcalá del Júcar
Los puentes en Alcalá del Júcar

Garadén, siendo Madoz, posteriormente, quien al hablar de la ermita de San Lorenzo, añada a continuación que “…tiene un vado á su pie aunque en dirección bastante oblicua”.
También sobre Villa Angela quedan vestigios de otro puente cuya construcción y demás circunstancias no han llegado a nuestro poder.
Otro puente ubicado en la villa, es el que estaba situado junto al ya desaparecido Molino de Montoya y que hoy se conoce como puente de madera. Fue reconstruido en enero de 1984, aprovechando el arranque de uno anterior. Nada nos ha sido posible averiguar sobre aquél primitivo paso, aunque algunas fotografías antiguas nos lo presentan como un puente for­mado por pilas de piedra con calzada de madera; también puede ser que sea este el puente al que las crónicas antiguas denominen puente romano y que el actual puente de la Rambla hubiese sido construido en el lugar que ahora se encuentra por tener una mejor ubicación.
El tercer puente que se encuentra en el interior de la villa es el puente metálico que cru­za el río junto a la antigua fonda. Es el más moderno, ya que fue construido en el año 1920 y, debido a su anchura, es la única forma que tienen los vehículos de cruzar el rio.
Los dos últimos puentes de nuestro término municipal estaban ubicados en la aldea de Tolosa y en los molinos de Don Benito. Apenas sabemos gran cosa sobre ellos ya que, del prime­ro, no tenemos noticias hasta 1786, cuando To­más López al enunciar los puentes que había so­bre el Júcar diga que, entre otros, se encuentran “…la puente de Alcala, la de Tolosa y la de la Villa de Ves…”, En cuanto al de Don Benito, no será hasta mediados del siglo pasado cuando Madoz, al hablar de Alcalá del Jucar, diga que en aquel paraje hay varios molinos y además “…un buen puente de madera con machones de sille­ría reedificado poco M..” Algo semejante di­rá este mismo autor en otro apartado al hablar del Júcar, diciendo que “…continuando el bene­ficio del riego marcha hácia la aldea de Tolo­sa, en la que tiene otro puente, molino y bata­nes; sigue á la de Don Benito, donde propor­ciona paso otro puente.”
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La Playeta de Alcalá del Júcar en Otoño

En su discurrir, el río Júcar hacia la playeta de Alcalá del Júcar, llega a Moranchel y Alcazarejos, de la jurisdicción de Jorquera, dentro de la cual recibe el arroyo de Abengibre; le atraviesan dos puentes, uno en la aldea de Cubas y el otro en la misma villa de Jorquera, situada en la margen izquierda sobre un peñón, con algún adelanto hacia el río y rodeada por la parte septentrional de un barranco que solo deja entrada por el Oeste; el río corre allí por un cauce profundo. Entre la mencionada aldea de Cubas y Jorquera, hay una represa por medio de la que se saca el agua para regar su hermosa ribera en ambas oríllas, hasta el pueblo de La recueja, situado sobre la misma margen izquierda.

La Playeta de Alcalá del Júcar en Otoño

A los pocos minutos, se llega a la ermita de San Lorenzo, que está en su orilla derecha y tiene un paso a su pie para cruzar el río, llamado “el vado de los jinetes”, aunque en dirección bastante oblicua. Desemboca allí también la cañada de San Lorenzo, que a su vez ha recibido, entre otras, la Rambla del Arroyo de los Tejares y la Rambla de Peña Rubia.
Siguiendo el curso del río se llega a Alcalá del Júcar, situada en la margen izquierda y que es, sin lugar a dudas, él pueblo mejor puesto de España. De Cuenca a Alcalá del Júcar, des­ciende el río 1*5 mts. por kilómetro. Aquí es donde se ha creado una playa fluvial que los alcalaeños denominan “La Playeta, da entrada a la población, un puente de piedra de sillería al que sigue otro más ancho y moderno que hace que los coches puedan pasar de uno al otro lado del pueblo. Pocos metros más allá de este puente se encuentra la central hidroeléctrica, que abas­tece de luz a Alcalá y sus aldeas. Entre Jorquera y Alcalá del Júcar aumenta bastante el caudal del río mediante veneros subterráneos de alguna consideracióa Estos manantiales, dentro del mismo cauce, son más copiosos aún desde Alcalá a Tolosay de Tolosa a Ves.
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"La Isleta" de Alcalá del Júcar

Una Isla dentro del cauce del río Júcar.
El río Júcar corre por un lecho profundo abierto a través de los peñascos y laderas es­carpadas. Pese a que las raíces de innumerables olmos colocados en sus márgenes, podrían ac­tuar como diques, los desbordamientos suelen causar grandes daños. Las aguas deí río, tomadas por medio de cinco presas, riegan la fértil aunque estrecha vega que, al igual que las de Jórquera y Villa de Ves, datan sin duda del tiempo de los árabes. Las cinco presas mencionadas anterior­mente están situadas en el pueblo de La Recueja (la superior),

La isleta en Otoño

otra sobre el puente de Alcalá del Júcar, y tres más abajo, en las huertas de Pardo y en los molinos de la aldea de Tolosa y Don Benito.
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