Calle Asomada 61,
02210 Alcalá del Júcar
Tel.: (+34)678 255743
info@casarurallabodeguilla.com
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Climatología de Alcalá del Júcar.
Decían las Relaciones Topográficas de Felipe II (cap. XVII) que “la dicha Villa es tierra tenplada y no fría y sana de tal manera que…(hay)…muchos honbres viejos de setenta y ochenta años”. Por el contrario, Madoz, al hablar de nuestro pueblo, opinaba que “…su CLIMA es destemplado; en el invierno los fríos muy intensos y las nevadas frecuentes; la primavera ventosa, y puede mas bien llamarse una continuación del invierno, siendo bastante comunes las heladas en el mes de mayo y tan fuertes, que en una sola noche arrebatan pingües cosechas: es estío caluroso y con algunas tormentas, disfrutándose únicamente en el otoño de un tiempo apacible y sereno”
Por nuestra parte, podemos decir que el clima de la comarca es templado mediterráneo, de inviernos fríos y veranos calurosos. Aún así, en nuestra comarca, los inviernos son algo más benignos y secos que en el resto de la provincia, ya que las primaveras son más apacibles, las heladas y las lluvias menos frecuentes y sus estíos más cálidos. Por su parte, el otoño bien podríamos decir que es una prolongación del verano, existiendo así expresiones como “veranillo de San Martín” o de “San Miguel” que corroboran este hecho
Esta comarca es un sector dominado por tierras altas pero sin grandes desniveles; únicamente algunas sierras de escasa entidad o algunos valles profundos (Júcar y Cabriel) alteran esa característica general, dominando sobre este sector un clima mediterráneo degradado térmicamente y con modestas precipitaciones dada su situación en el interior de la Península.
El observatorio meteorológico se sitúa en Casas Ibañez, motivo por el cual, hemos de basarnos en sus datos para hacer cualquier comentario al respecto.
En cuanto a las temperaturas, la media anual en Casas Ibañez es de 13,2 °C mientras que el mes más cálido asciende a 24°-26°C y el más frío reduce su temperatura media a 4°-5°C. La temperatura invernal es bastante rigurosa, cerca de los 5 °C, mientras que los veranos son calurosos. Las situaciones invernales persisten hasta bien entrada la primavera, siendo buena prueba de ello las heladas tardías de abril o mayo o el refranero popular (“Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”). Estas temperaturas ofrecen una gran amplitud anual, fruto de los contrastes verano-invierno y de la situación interiorizada de estos parajes: la diferencia entre el valor de la temperatura media del mes más cálido (julio: 23’5°) y la del mes más frío (enero: 4’2°) es de 19’3°. Este dato, muy significativo de la amplitud térmica existente, se reafirma si ahora tenemos en cuenta el valor de la oscilación térmica absoluta (60°) que se obtiene de considerar la máxima temperatura registrada (45°) y la mínima absoluta (-15°).
En la cubeta del Júcar son también frecuentes las nieblas producidas por la condensación de las capas más bajas de la atmósfera, yendo asociadas normalmente a fenómenos de inmersión térmica debidas a irradiación nocturna.
En lo que a precipitaciones se refiere, estas son muy poco importantes[1] (428 mm en la capital del partido), distribuyéndose de forma regularmente repartida aunque aparecen dos máximos estacionales: el principal se produce en el mes de octubre, indicador de la influencia del régimen de lluvias derivadas del fenómeno de gota fría características del levante español y, el secundario, en el mes de mayo. Las precipitaciones mensuales a lo largo del año rondan los 30-40 mm, exceptuando los meses de sequía estival, y muestran un irregular comportamiento, con unos años algo más lluviosos, y otros mucho más secos.