El comercio en Alcalá del Júcar

Establecimientos publicos en Alcalá del Júcar.
Dedicado el vecindario de lleno a las faenas agrícolas, apenas encuentran desarrollo otras artes e industrias, a excepción hecha de aquellos establecimientos que sirven para el propio abastecimiento del pueblo, tales como panaderías, tiendas de comestibles, etc., o para el mante­nimiento del turismo (bares, restaurantes, tiendas de recuerdos, etc.). Como pueblo pequeño no debe sorprendemos la variación que experimenta el número de establecimientos públicos e in­dustrias en el transcurso de los tiempos. Con la misma facilidad que se instala una industria des­aparece, y de igual modo que se monta una tienda, se recoge.

casas rurales Alcala del Jucar
Casa rural La bodeguilla de Alcalá del Júcar

El comercio es también muy raquítico ya que la comarca, gracias a las buenas comuni­caciones, es dominada por Casas Ibañez o Albacete y, muy puntualmente, por Valencia. No obs­tante, de pueblos de alrededor son algunos de los puestos de venta ambulante que pasan por nuestro pueblo, destacando las frutas y verduras por encima de cualquier otra mercancía, aunque también aparecen vendedores de pescados, colchones, etc.
Cuenta en la actualidad Alcalá del Júcar, con algún taller de herrería y reparación agrí­cola, así como varias carpinterías y otros establecimientos, pero como el citar todos los servicios públicos con que cuenta el pueblo se nos haría interminable, destacaremos solamente que existen en estos momentos varias carnicerías, una gasolinera, autoservicios, pastelerías, varios servicios de taxis (tanto en el pueblo como en algunas aldeas), etc. También hay toda una serie de panade­rías, tiendas de comestibles, bares y otros servicios más cuya sola mención harían infinita ésta lista.
En cuanto a los mercados, se suelen aprovechar los de Casas Ibáñez para las compras más habituales, recurriendo a los grandes centros comerciales de Albacete cuando se requiere una mayor variedad Hasta hace algunas décadas, también se esperaba a las fiestas de San Loren­zo para hacer algunas compras, aprovechando que venían vendedores de toda clase de géneros.
Han surgido en Alcalá, con el patrocinio de los organismos públicos, una serie de “escuelas-taller” que sirven de aprendizaje laboral a gran parte de la juventud de nuestro pueblo, destacando las de albafíilería, forja, cantería y. carpintería, las cuales ya han reali­zado importantes actuaciones en lugares como el Ayuntamiento, Cuesta Hondonera, etc.
Antiguamente había, cercana al Borrocal, una fábrica de lana, que no eran sino unos ba­tanes donde la gente llevaba la lana recién esquilada y donde tras cardarla, etc, te daban ya con­vertida en madejas. Funcionaba con el agua del río, pero tras la riada de 1941 la susodicha fábri­ca desapareció por lo que fue montada ya dentro del casco urbano, al otro lado del Enchidero (calle Malvas), ya más moderna y funcionando con electricidad. Aunque más modernamente, existían también en algunas aldeas, manufacturas donde la gente hacía caras de zapatos que una vez terminadas, eran llevadas a las fábricas de Alicante o Almansa, donde sería terminado el cal­zado y listo para su venta.
Cabe destacar aquí, dentro del apartado de la industria, al alumbrado. En Alcalá del Jú­car no se introdujo tan importante mejora hasta principios del presente siglo (1918), aunque en algunas aldeas como La Gila, Tolosa o Zulema, el alumbrado, tal y como lo conocemos hoy en día, no apareció hasta la década de los años cuarenta. Hoy cuenta todo el término municipal con alumbrado eléctrico, procediendo la energía de Hidroeléctrica Española S.A., que tiene la central transformadora en la calle Malvas. Hace algunos años, se renovó el alumbrado público, sustitu­yendo en algunos sitios las antiguas lámparas de filamento por focos fluorescentes de mayor po­tencia lumínica.
Había, más en lo antiguo, otra central eléctrica situada en el lugar conocido como el Molino de Montoya. Esta central producía la electricidad gracias al agua del río que hacía girar continuamente una rueda. La electricidad de ésta central le costaba al alcalaeño, a razón de cin­cuenta céntimos o una peseta, según la época, mientras que las bombillas subieron su precio, en los períodos más caros, a la astronómica cifra de 2,50 pesetas. Finalmente, la Electra Albacetense, empresa mucho más potente, terminó por absorber a esta pequeña central eléctrica que, entre la gente, era conocida como la “luz de Montoya”.
https://www.casarurallabodeguilla.com

Deja una respuesta