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Que ver en Alcalá del Júcar

Monumentos para visitar en el pueblo de Alcalá del Júcar.

Aunque Alcalá del Júcar es una población relativamente pequeña, en ella podemos encontrar cosas muy interesantes para visitar.
1º-En primer lugar iremos a  El Castillo de Alcalá del Júcar, según las crónicas, nuestro castillo es de origen árabe y, al igual que el de Jorquera, posiblemente almohade. La extensión del recinto ronda los 4.000 metros cuadrados y, pese a lo vistoso de su emplazamiento, su ocupación debió depender del destino de los castillos de Jorquera y Ves, ya que al estar rodeado de cimas más altas (Las Eras y Las Casas del Cerro), lo hacían relativamente débil, máxime si tenemos en cuenta que la actual tone del homenaje no existía aún en esa época y que la original, la que había entonces, era mucho más baja. Quizás sea Roa y Erostarbe, según nuestra opinión, quien mejor haya definido la apariencia del castillo alcalaeño, al decir que sobre la peña se destacaba “…cual petrificada osamenta de colosal gigante, las ruinas árabes de su castillo, en tiempos inexpugnable”.
Castillo de Alcalá del Júcar
 
Esta fortaleza se sitúa en lo alto de un peñón, y allí se encuentran las ruinas de las murallas y un importante albacar separado del resto del espolón por un foso artificial excavado en la piedra, el cual debería ser cruzado mediante una pasarela, ya que los puentes levadizos no se conocían en aquella época. Como se dice en viejas crónicas, Alcalá del Júcar “…tiene un castillo irruido en un espolon que vaja desde donde dicen El Cerro de la Orea, y como en la metad del declive que este tiene hasta el Rio se alia situado dicho Castillo, el que hoy mantiene parte de sus murallas, por la parte del Norte, aunque por las demas partes no la necesita por circunbalarlo un cinto de piedra elevadisimo, y sin adbitrio para poderlo escalar..
2º-Despues bajaremos por sus estrechas calles en busca de su estapa “Troglodítica“, y nos adentraremos en sus singulares “cuevas visitables”, las mas características son Las cuevas de Masagó, Cuevas del Diablo y Cuevas del Rey Garadén.
Cuevas del Diablo
Las viviendas normales suelen tener, casi siempre, algunas dependencias abiertas a pico en la pared rocosa sobre la que se asienta el pueblo. Cada vecino no tiene sino que ponerse a trabajar en la pared interior si es que necesita ampliar su vivienda. Con este sistema han sido trazadas las cuevas más originales del mundo, que tienen la entrada por el lado del pue­blo y se han prolongado a través de un largo túnel, horadando toda la montaña de parte a parte a lo largo de más de cien metros, hasta llegar a la otra vertiente. En el extremo opuesto se han construido restaurantes, cafeterías, etc., entre las que sobresale un comedor con la mesa del cen­tro de roca, moldeada a pico y que se encuentra en las llamadas “Cuevas de Masagó”.
3º- En tercer lugar y  callejeando hacia el rio Júcar nos encontraríamos con La Iglesia de San Andrés Apostol, situada en la calle Pósito, en lo alto de la Cuesta Hondonera , a la salida principal se encuentra una especie de rellano que se le dice “El Pretil” el cual nos puede srvir para hacer un pequeño descanso.
Iglesia de San Andres Apostol de Alcalá del Júcar
El templo tiene planta de cruz latina, es decir, formada por una nave central y un cruce­ro, siendo su cabecera plana. Las naves que forman la iglesia están cubiertas con bóvedas de ca­ñón, es decir, de sección semicircular. Estas bóvedas de cañón, se construyen con series de arcos de medio punto, pero el gran peso de la bóveda y su carácter macizo, requiere unos reforzamien­tos internos y otros externos. Los refuerzos internos están formados por arcos transversales que en arquitectura se denominan arcos fajones, los cuales se prolongan hasta el suelo a modo de co­lumnas semicilíndricas adosadas a la pared. Los refuerzos externos, están formados por muros gruesos y los denominados contrafuertes, que son unos machones salientes en el paramento del muro.
4º-Bajamos la Cuesta Hondonera para cruzar el Puente Romano, este es de sillería y consta de cuatro ojos, bajo los cuales corren raudas las aguas del río. Su longitud no es muy grande, ni siquiera importante; la gran luz de sus arcos provoca problemas que sus constructores resolvieron recurriendo a arcos levemente elípticos, que amplían su alcance horizontal sin requerir más altura. Pero el mayor problema, y que no pudieron resolver, fue el de la rigidez física de su estructura. La piedra no admite apenas flexibilidad y ello obliga a que los arcos sean sólidos, indeformables y no excesivamente abiertos para poder resistir cualquier peso. Por eso, el puente de Alcalá del Júcar es macizo de estructura.
Puente romano de Alcalá del Júcar
En la mitad del puente, se hallaba la llamada “Cruz del Puente”, realizada en piedra y derribada durante la última contienda; tras la confrontación bélica se construyó algo parecido a una flecha, llamada “Cruz de la Victoria” y construida para conmemorar el triunfó franquista en la Guerra Civil. Bajo esta cruz, hay situada una lápida que nos fecha la construcción de esta pasarela en el año 1771; en esta losa todavía subsiste una inscripción en cuyas cinco líneas se declara:
ESTE PASO ES DE
EL AÑO DE 1771 A 27 DE MARZO QUE SE REMATO
EL PUENTE
4º- Una vez cruzado el Puente Romano de Alcalá del Júcar podemos dirigirnos hacia la Plaza de Toros, Alcalá del Júcar cuenta con una de las más originales plazas de toros que se hayan construido jamás. Sobre su construcción no se sabe gran cosa aunque esta plaza cuenta, según algunos, con más de 200 años estando considerada por muchos autores como una de las más antiguas de España. Antes de levantarse la plaza, allí había una era para trillar enclavada en la roca y, con anterioridad, la ermita de San Pedro.
Plaza de toros
La portada está realizada a base de sillares y el resto, hasta nivelar el punto más alto, es manipostería trabada con mortero de cal. A partir de ahí, se usa el alzado de tapial calicastrado. También aparece el uso de cadenas (bloques escuadrados) para unir dos lienzos convergentes. Por su parte, las gradas están esculpidas en la roca y los muros son de adobe, habiéndose utilizado, además, el barro, la grava y el ladrillo. La disposición de todos estos materiales hace parecer que los muros estén hechos para soportar un tobogán. En cuanto a su forma, esta plaza no es cuadrada ni redonda, es ovalada y desde arriba recuerda una lucerna paleocristiana.
5º- Bordeando el rio en dirección a La recueja, a su derecha podemos encontrar La Ermita de San Lorenzo , en un paraje de una gran belleza natural, a unos 3 kilometros de Alcalá del Júcar.
Ermita en Alcalá del Júcar
Data de 1579, consta de una sola nave cubierta con boveda de cañón. Es el templo en donde está todo el año el patrón de Alcála del Júcar, San Lorenzo, que en las fiestas viene al pueblo hasta el dia 15 de agosto que regresa en procesión de nuevo a su Ermita.
6º- De camino a la Ermita, a su izquierda, tambien podemos visitar  La cueva de Garadén, que no tiene nada que ver con la que hemos visto en el pueblo, y que fué un antiguo castillo.
Cueva de Garadén
Hoy solo podemos ver una gigantesca oquedad, ya que se ha caido el peñon dentro del cual se encontraba. Es un unico ejemplo de Castillo Cueva en nuestra peninsula. La tradicion cuenta que el Señor de esta fortaleza era un Rey Moro llamado Garaden.
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Las casas de Alcalá del Júcar

Las aldeas, al estar en un terreno llano, no pueden construir sus viviendas en la pared rocosa y han recurrido a otro tipo de construcción como es la pared de piedra y yeso siendo, pos­teriormente enjalbegadas. No obstante, hay otro tipo de construcción tan tradicional como este, que se denomina encofrado; este era un sistema de construcción que se caracterizaba por un bas­tidor de madera que servía de molde y que estaba destinado a contener el hormigón o el mortero hasta su total fraguado, momento en el cual se quitaba dicho bastidor y quedaba construido el muro. La pared presenta así un aspecto de fabricación en bloques, siendo posteriormente enlucida. La plaza de toros de nuestro pueblo es un magnífico ejemplo de este sistema de construcción.
Casas rurales en Alcala del Jucar
 
 
En cuanto a la casa típica, son muy diferentes las viviendas del pueblo en comparación con las que se encuentran en las aldeas. Las de estas últimas solían construirse de mampostería, es decir, con piedra y barro, estando enjalbegada la fachada. El interior de las casas era revocado de yeso y, posteriormente, encalado. La madera se usaba poco, limitándose ésta a las vigas del techo, así como a las puertas y ventanas en cuanto a estas, las puertas solían ser de dos hojas, estando fabricadas ambas en madera de pino y estilo antiguo. Por su parte, el tejado es a dos aguas, siendo de teja árabe y con un pequeño desnivel para despedir las aguas. Posee dos pisos, estando dedicada la planta baja a vivienda y la superior a cámaras, lugar donde se emplaza el pa­jar, las trojes para almacenar él grano, etc. Desde la calle se entra directamente al patio, lugar al que suelen dar las demás dependencias de la casa, a! excepción de los dormitorios. Las zonas principales de una casa suelen ser.
Patio: habitualmente es rectangular y con algún árbol, por lo general una higuera, aun que tampoco es extraña la parra; asimismo, contaba con un pozo o aljibe. También suele encontrarse allí el porche, en el cual se guardan los aperos. Un porta grande comunica el patio con la calle.
Cocina: también llamada “cocinilla” en nuestra zona. Solía hacerse la vida allí, ya que se guisaba y comía en ella. Solía haber chimenea de campana, quemándose en ella leña de pino, sarmientos, encina, olmo, romeros, etc.
casa Alcala del Jucar
 
Comedor: acostumbraba a llamársele “la casa” y formaba la parte noble de la vivienda ya que, como hemos dicho, el comedor propiamente dicho era la cocinilla. El sue­lo solía ser de cemento o ladrillo y tan solo se comía en él cuando era comida de cumplido.
Corral: Suele estar en la parte posterior de la casa, y en él están los gallineros y las ca­cheras, estando comunicada también con él la cuadra; a esta última se accede di­rectamente desde el patio.
Como ya hemos dicho, esta sería la casa típica alcalaeña, y aún de toda la comarca, pero la progresiva modernización ha hecho que encontrar hoy en día una casa con estas características resulte casi imposible ya que, o se han reformado las preexistentes, o han sido hundidas para re­hacerlas de nuevo.
En la casa rural La Bodeguilla hemos utilizado solamente materiales nobles como el barro, la cal para las paredes, madera y forja, puedes ver fotos en https://www.casarurallabodeguilla.com

Fiestas Onomásticas en Alcalá del Júcar

Las fiestas Onomásticas
Aparte de las ferias y fiestas de cada población, existen o han existido otras festividades que con mayor o menor arraigo se celebraban en Alcalá. Nos estamos refiriendo a diversas festi­vidades que no por ser más humildes, dejan de ser tradicionales.
kas fiestas onomasticas en Alcala del Jucar
SAN ANTÓN: su conmemoración tiene lugar el 17 de Enero[1]. Hasta hace algunas dé­cadas, el vecindario acostumbraba a mantener diariamente y de forma mancomunada a un cerdo que recorría tranquilamente las calles de las aldeas, libre y sin trabas ni encierros, y que el día de la onomástica del santo era subastado junto a otros presentes donados por las gentes del pueblo. Se ha dado el caso varias veces que una vez que alguien se hace con el cerdo vuelve a ofrecerlo para otra nueva subasta[2]. Tal era, lo que a nosotros ha llegado con el nombre de “Gorrino de San Antón”. Antaño, se elaboraba el llamado pan bendito y que era repartido a la puerta de la Iglesia, tanto para las personas como para los animales. Por la noche, como no, la inevitable hoguera ala puerta de la Iglesia donde se asaban patatas, longanizas, careta, etc.
Este santo es el patrón de los animales pero debido a la industrialización del campo y la consiguiente desaparición de los animales de carga, esta fiesta está desapareciendo de forma alarmante. A ello hay que añadir que, como San Isidro, santo eminentemente agrícola, va adqui­riendo mayor relevancia, muchos de los actos que antaño se celebraban en honor de San Antonio Abad, hoy se realizan para venerar a San Isidro. Actualmente se limita a la tradicional procesión y la bendición de los animales. Antiguamente, y si pese a la bendición de tumo, algún animal se ponía enfermo, lo mejor era recurrir a los profesionales; por los archivos del siglo XVII pertene­cientes a la Inquisición, conocemos los casos de Francisco Valera y Martín González, ambos ve­cinos de Valdeganga que, aunque sanaban a toda clase de animales, estaban especializados en cerdos, para lo cual les ponían tan solo una cédula al cuello en los que estaban escritas palabras de Salmos.
 

 


[1] San Antonio Abad (250-356) fue un anacoreta egipcio que pasó casi toda su vida en el desierto, después de haber dado todos sus bienes a los pobres. En la iconografía se le suele representar con un cerdo.
[2] Según recoge José Antonio González Pérez, en el año 1930 se llegaron a ofrecer 50 pesetas de las de entonces por el culo de la zanahoria.
SAN FULGENCIO Y LA CANDELARIA: se celebran el día 16 de Enero y el 2 de Fe­brero respectivamente[1]. Como suele ser tradicional en este tipo de festividades, se hacen hogueras.
Las densas humaredas, tenía lugar antiguamente la confección de las tradicionales “majas”, tam­bién llamadas “hachos”. Para confeccionarlas, se hace un mazo con esparto seco y cada cierto trecho se le rodea con una jareta de esparto verde. Del último trozo salía una cuerda para poder asir la “maja”, aunque, otros, preferían trenzar esta parte final, formando así la cuerda de la que se asirá la “maja” y, una vez que se le había pegado fuego a la punta, salir corriendo por la aldea a la vez que se le hacía dar vueltas. Hay que decir que la confección de “majas” requería una cierta habilidad por parte del constructor, pues existía la posibilidad de que si ésta no se había hecho correctamente, al comenzar a girarla se deshiciera. Como el día anterior, San Antonio, también era festivo, para evitar equívocos el refrane­ro local creó un dicho que rezaba así:

“Detente varón, que el primero es San Antón detente necio, que el primero es San Fulgencio”

SAN BLAS: su festividad se celebra el 3 de Febre­ro[1], tal y como lo recoge el refranero local al decir que “El primero hace dia, el segundo Santa María y San Blas al ter­cer día’\ Lo más tradicional de este día eran los “tortetes” que eran unas tortas de bizcocho adornadas con dulces que se en­tregaban en acción de gracias por alguna curación; luego se subastaban, recogiendo así dinero para el gasto del santo. En alguna parte hemos encontrado el nombre de “toñas” refiriéndose a este dulce, aunque esta es una denominación que desconocemos; también desconocemos el hecho de que se subastasen tórtolas, tal y como recogen algunas públicáciones modernas.

 


[1] Yendo al suplicio, San Blas salvó a un niño de morir atragantado por una espina de pescado, motivo por el cual, este mártir, ha quedado como abogado contra las enfermedades de garganta.
 


[1] En realidad, La Candelaria, es el nombre con que popularmente se conoce la Fiesta de la Purificación de la Vir­gen. ;
Algunas llevaban un puro en el centro para que el santo les protegiese la garganta. Hasta hace poco, los niños acudían a la iglesia acompañados de sus madres para ofrecerles estos “torte­tes”, los cuales serían subastados posteriormente. A veces, estas donaciones tenían carácter per­petuo, yendo cualquier miembro de la familia a entregarlo año tras año en caso de no haber niños ya en la casa.
NOCHE DE SAN JUAN: se celebra el 24 de Junio y,(casualmente coincide con el sols­ticio de verano por lo que, en consecuencia, es el día más largo. Su origen es pagano y la Iglesia lo hizo suyo dándole un tinte cristiano al ponerlo bajo la advocación de San Juan Bautis­ta. En la actualidad aún perdura tal costumbre en toda Europa y parte de África. Esta es una de las celebraciones más antiguas dentro del mundo cristiano, uniéndose multitud de ritos ancestra­les paganos que tienen lugar en esta noche llena dé sortilegios y embrujos. Creencias que* en su mayoría, hay que relacionarlas con el agua, el fuego y la vegetación. Esta noche también es muy importante en el aspecto curativo; en cuanto a la hernia infantil, es entonces cuando dos personas que se llamen Juan y Juana, pueden curar esta enfermedad cogiendo al niño “quebrao” y pasán­dolo por entre las ramas de una higuera. La noche anterior se hacía una verbena, la cual tenía que durar hasta la madrugada ya que la gente que tenía verrugas debía restregárselas con algunas  briznas de hierba antes de salir el sol, desapareciendo al poco tiempo. Algunos, incluso, bañaban sus muías y algún que otro animal.
FERIA DE SANTIAGO: se festeja el 25 de Julio. Había verbena.
Como curiosidad, podemos mencionar que durante las celebraciones de algunas de estas fiestas, y como pueblo eminentemente agrícola, había concursos de arada.

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Una pequeña costumbre que solía realizarse antaño, era la de felicitar a los hombres que celebraban su onomástica en determinadas fechas. Así, el día de celebración de los santos más nombrados tales como San José, San Pedro, San Antonio, etc, salía una pequeña banda para re­correr la aldea de tumo e ir felicitando así a los que celebraban su onomástica, en cuyas casas eran recibidos con algún plato de rolletes y magdalenas. Ni que decir tiene que, como el recorri­do se hacía con música, a los primeros sones, la banda se veía escoltada por un sinfín de crios y crías que hacía, así, el mismo recorrido.
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Plaza de toros de Alcalá del Júcar

Alcalá del Júcar cuenta con una de las más originales plazas de toros que se hayan cons­truido jamás. Sobre su construcción no se sabe gran cosa aunque esta plaza cuenta, según algu­nos, con más de 200 años estando considerada por muchos autores como una de las más antiguas de España. Antes de levantarse la plaza, allí había una era para trillar enclavada en la roca y, con anterioridad, la ermita de San Pedro[1].
plaza de toros de Alcala del Jucar
Pese a esta supuesta antigüedad, por nuestra parte no creemos que sea anterior a la se­gunda mitad del siglo pasado. Si bien no es concluyente el hecho de que no aparezca en la obra de Sánchez de Neira (1879)[2], el cual también deja sin nombrar muchas otras cuya existencia está demostrada, ya es más extraño el que tampoco aparezca en la de Guerrita (Í896)[3], el cual hace un meritorio censo de las existentes en su época, cuando sabemos que ya existía el coso de nues­tro pueblo; tal vez, ello se deba al lamentable estado en el que ya se encontraba Tampoco apare­ce en el mapa de Hierros y Divisas de Ganaderías Bravas, realizado por E. Galle alrededor del año 1900.    …
Según algunas publicaciones, la plaza se construyó en 1902, pero según la memoria de algunos ancianos, lo que realmente se hizo en aquellas fechas fue una reconstrucción, ya que la plaza ya existía con anterioridad, pero ante el ruinoso estado que ésta presentaba, el ayuntamien­to la ofreció a los albañiles y carpinteros del pueblo a cambio de su restauración. Estos restaura­dores fueron los hermanos Motilla Camón (Juan José y Alberto), Alonsillo y, también, Diego Villanueva “el de Rufino”; estos cuatro eran albañiles, a los cuales hay que agregar al carpintero
Bartolillo Muñera[4] y al tejedor Gregorio García “el de la Isabelana”. Se añadía, completando el grupo, Peñas, el “Alpargatero” y Faustino García “el Oficialete”, también llamado “el de la Mortera”. Entre los nueve la rehicieron tal y como se nos muestra hoy en día; al parecer, en la novi­llada de inauguración perdieron cerca de mil reales. Quizás, esta reconstrucción, es lo que induce a Ortíz Blasco y J.L. Maeso a dar erróneamente el año de 1912 como fecha de su construcción.


[1] La referencia de una era sobre la cual se asienta la actual plaza de toros, está recogida de otros.autores, sin embar­go, desconocemos el origen de tal información, ya que ninguna obra consultada lo corrobora; tampoco los testimo­nios recogidos entre algunos ancianos guardan recuerdo de ello.
[2] Sánchez de Neira, J.: El Toro. Gran Diccionario de Tauromaquia-, Madrid; 1879; Editado por la Imprenta y Li­brería de Miguel Guijarro.
[3] Gandullo, L. y López de Saa, L.: La Tauromaquia, Madrid; 1896; Mariano Núñez Samper editor. Esta obra estu­vo bajo la dirección técnica del matador Rafael Guerra “Guerrita”.

[4] Por desgracia, recientemente Meció Mauricio Muñera, hijo de Bartolomé Minera, uno de los restauradores de la plaza y que alguna vez nos comentó cómo, a principios de siglo, tenia que llevar todos los días, pese a su corta edad, el almuerzo a su padre, el cual estaba en la obra del coso taurino.
33                Hasta hace algunos años, el espectáculo de variedades solía representarse la misma noche de la corrida.
34                Aquella peña de nuestros vecinos llegó a ser tan fuerte, que incluso llegaron a poner un toldo en su tendido.
En alguna fuente hemos hallado el dato erróneo de que es monumento nacional, motivo por el cual no estaría permitida la remodelación exterior, pese a ello, en el interior se llevaron a cabo las obras pertinentes para ampliar el ruedo, que ahora mide 40 mts. de diámetro; también se quitó la barrera y se subió la contrabarrera
La portada está realizada a base de sillares y el resto, hasta nivelar el punto más alto, es manipostería trabada con mortero de cal. A partir de ahí, se usa el alzado de tapial calicastrado. También aparece el uso de cadenas (bloques escuadrados) para unir dos lienzos convergentes. Por su parte, las gradas están esculpidas en la roca y los muros son de adobe, habiéndose utiliza­do, además, el barro, la grava y el ladrillo. La disposición de todos estos materiales hace parecer que los muros estén hechos para soportar un tobogán. En cuanto a su forma, esta plaza no es cuadrada ni redonda, es ovalada y desde arriba recuerda una lucerna paleocristiana.

En cuanto a su distribución interior, la plaza tiene dos puertas para el servicio publico que dan acceso a las localidades de sol y sombra y otra principal, por donde efectúan su entrada los toreros. Tiene también un corral y los respectivos chiqueros, aunque no cuenta con cuadras, por lo cual, los caballos tanto de rejoneadores como de arrastre de toros han de quedarse en la ca­lle hasta su entrada en la plaza. A la parte izquierda de la puerta principal, existe un pequeño es­cenario en el cual, y durante el verano, actúan algunas compañías de teatro y otras variedades. Tiene un aforo para 2.200 espectadores.
El día 8 de Agosto hay un tradicional “encierro” de las reses que se lidiarán el día 10. Este encierro, tras unos años en que los toros eran llevados encajonados hasta la misma puerta de la plaza, ha vuelto a recuperar el habitual sabor popular al soltar los novillos en la explanada y subir estos, sueltos, hasta la plaza de toros. Últimamente, los novillos salen desde el frontón haciendo, de este modo, el encierro más largo. Pero es sin duda el día 10, festividad de San Lo­renzo, cuando la plaza de toros se convierte en protagonista de las fiestas ya que, alrededor de las 6’30 de la tarde, tiene lugar la tradicional novillada sin picadores, donde serán lidiados cuatro novillos. Por la noche del día siguiente33, tendrá lugar en el teatro de esta misma plaza un espec­táculo de variedades, contando además con la presencia de algún artista de renombre que dé realce a la función.
Desde hace ya bastantes años, y tras el festejo, los mozos de la aldea de las Casas del Cerro iban a la Punta de la Tabla y se daban, vestidos, un baño. Este pequeña broma, se ha veni­do repitiendo año tras año uniéndose, además, los jóvenes del pueblo y de otras aldeas, por lo que este baño en la playeta se ha convertido en una costumbre más.
Otra inveterada costumbre tiene que ver con el pueblo de Casas Ibañez ya que, gran par­te del aforo, era ocupado por vecinos de este pueblo, los cuales tenían una gran afición34. Por en­
tonces, la plaza era regada con cubos y los ibañeses,-quizás por-el-calor,-demandaban asiduamente que al grito de ¡agua! ¡agua!, los mojaran. Ni que decir tiene que los encargados del riego no se hacían de rogar y, a fuerza de repetirlo un año sí y otro también, esto quedó como tradicio­nal; el que iba a aquella parte del tendido sabía ya, de antemano, que acabaría empapado. Hoy en día, ya no existe la gran peña ibañense ni se riega con cubos, pero aquella costumbre ha ido evolucionando hasta nuestros días y, el que va al sol, sabe que acabará regado.
También es tradicional el asistir a la plaza con el jamón y la garrafa del vino.
Como plaza de pueblo que es, no deberíamos esperar la actuación de grandes matadores en su ruedo, sin embargo, y aunque se cuentan con los dedos de una mano, son de destacar algu­nos espadas que, con el tiempo, han llegado a alcanzar cierto renombre, destacando entre todos ellos, según algunos ancianos, a uno de los mayores maestros de todos los tiempos como fue Juan Belmonte aunque, eso sí, cuando solo contaba con doce años. El primer cartel de toros al que hemos tenido acceso, lleva fecha de 10 de agosto de 1905; la feria de aquél año se anunció con gran pompa ya que “Con motivo de la Feria de este pueblo, la Empresa que tiene á su car­go las corridas, no omitiendo gasto ni sacrificio alguno, ha adquirido SEIS BRAVOS NOVI­LLOS-TOROS, de la acreditada ganadería de Don Francisco González Traperos. A la vez ha contratado al valiente novillero MANUEL ALCOBA, Alcobita, que tantos aplausos viene co­sechando en todas las plazas donde se ha presentado”. Ni que decir tiene que “Una brillante Banda de Música amenizará las corridas”. Y dice bien, porque en aquél año se celebró otra co­rrida el día siguiente, 11 de agosto. Como nota curiosa, decir que el siguiente cartel conservado, lleva fecha de 10 de agosto de 1907 y por él nos enteramos que la corrida de dicho año fue “A beneficio de los pobres de esta Villa”.

Bibliografía: Alcalá del Júcar (José Luis Valiente Pelayo)
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Supersticiones en Alcalá del Júcar

Supersticiones en el pueblo de Alcalá del Júcar
Pese a que mucha gente considera las supersticiones como hijas de la ignorancia y el analfabetismo siempre hemos creído que, por el contrario, son restos de antiguas creencias motivo por el cual, si no hay que fomentarlas sí al menos conservarlas en la memoria colectiva como restos del pasado. En lo que respecta a este tema, si la ingenuidad era lacra común de los tiempos pasados en toda España, no se iban a librar de ello las gentes de mi pueblo, casi arrinconadas en una geografía hostil y poco comunicada con el exterior.
Ermita en Alcalá del Júcar
Propiamente dicha, nunca ha existido la alquimia, el ocultismo o la parapsicología en general y tan solo la necesidad de remediar numerosos males ha hecho a los alcalaeños el recurrir a personas supuestamente diestras en los diversos menesteres del curanderismo.  Sin el menor asomo de brujería; algo con lo que se ganaban parte de su escaso condumio algunas personas a las que se tenía por doctas en el arte de la sanación. En realidad, verdaderos curanderos no los han habido nunca en nuestro pueblo, al menos en lo que va de siglo, pero no han faltado hombres y mujeres a los que se acudía buscando remedio. Lo mismo que, no hace muchos años, aún iban algunas gentes a ver al curandero de Alatoz para buscar remedio contra sus recalcitrantes males; siempre resultaba lo mismo, “o macho o hembra”, generalmente “hembra”, por desgracia; es decir, que lo que la ciencia no había podido curar, no había curandero eficaz para ello.
El caso es que el afán de mejorar, básicamente en salud, llevaban a muchos vecinos a buscar aquellas personas que realizaban estas prácticas; generalmente eran enfermos, ya que no faltaban en nuestro pueblo los que creían a pies juntillas en la virtud de cierta “gracia” entre los que “habían nacido con manto” para menear las tripas de los colicosos (de estos meneadores hemos tenido buena muestra en La Giía) o las torceduras de pies y manos hasta hacer desaparecer el dolor o encajar los huesos en su sitio.
Como ya hemos dicho anteriormente, el mejorar en salud era el motivo principal que llevaba a los alcalaeños a visitar a los curanderos, motivo por el cual es en el campo de la “medicina”, donde exista el mayor número de remedios. Uno dé los mayores problemas suele ser el ahuyentar el “mal de ojo”; en este aspecto cabe decir que chiquillo que agarraba fiebres, resfriados, meningitis, “garrotillo”, o cualquier otra enfermedad hoy fácilmente curable, es que le habían hecho “mal de ojo”; no obstante, y pese a la peligrosidad del caso, se podía respirar tranquilo, ya que había personas que lo contrarrestaban, ya fuera con una gota de aceite, con la prenda del niño o, incluso, con solo unos pelos del crío. Para deshacer él entuerto también había otros titos de tipo cabalístico-rogativo que lograban una de estas dos cosas: o curaba al chiquillo por “haber llegado a tiempo” o moría “porque el ojeo maligno había profundizado demasiado”. De estos ojeadores no he conocido ninguno en nuestro pueblo, por lo que los padres del maleficiado iban a otros lugares con faina en esta curación. ! .
Ya en el año 1929 el médico de Bonete, don Manuel Verdej o, enumeraba las características que presentaban los que producían el mal de ojo destacando, entre otras, el que si miraban a un homo encendido, se apagaba, si lo hacían a la mesa para fabricar el pan, se suspendía la fermentación, si miraban a un niño, enfermaba, etc. Según él, y atendiendo a determinadas señales, se podría reconocer a los que aojaban, motivo por el cual en los puebíos se intentaba descubrir a los causantes del mal. Una vez designados (generalmente, la “cualidad” recaía sobre personas que poseían algún defecto físico o mental que las hacía poco gratas a la comunidad) se les evitaba. El autor ve el mal de ojo como reflejo de la envidia, la discriminación y la desigualdad social. No obstante, y como en tantas otras creencias, hay variaciones de una zona a otra. En nuestra comarca, por ejemplo, quien produce el mal de ojo lo hace de forma involuntaria, motivo por el cual es imposible reconocer al supuesto culpable, excepción hecha de los gitanos, los cuales lo podían producir de forma voluntaria.
Las propiedades curativas que tenían algunas personas también las vemos reflejadas en la curación dé la hernia infantil (niños quebrados), que es la otra gran enfermedad. Para curarla había que esperar al día más milagrero, que es el de San Juan, el cual cura numerosos males. Para realizar tales curaciones, esa noche, una pareja que celebre su onomástica eñ susodicho día (Juan y Juana), tomaban al niño herniado y se lo pasaban de una a otra a través de dos ramas de higuera al tiempo que recitaban algún rezo o sortilegio.
En cuanto a males más mundanos destaca, entre todos, la curación de las verrugas. En —este aspecto podemos decir que hoyen día, en nuestros pueblos, él qué tiene vengas es p quiere, ya que para eliminarlas hay todo un sinfín de remedios, tales como restregárselas con unas cuantas hierbas el día de San Juan, antes de que salga el sol. También da buen resultado el llenar de sal la concha de un caracol y tirarlo a un pozo, aunque teniendo la precaución de salir corriendo, pues si se oye llegar al fondo no dará buen resultado. Otra variante de esto mismo, es atarle los cuernos al caracol y tirarlo al tejado. En cambio, una cosa que nunca deberá hacerse es contar las verrugas que tiene otra persona, pues de lo contrario, le saldrán al que las haya contado. Si, cosa rara, ninguno de estos remedios causa el efecto deseado, no hay que preocuparse, ya que basta salir a las afueras del pueblo y en avistando una retama, se le hacen tantos nudos como verrugas se tienen. Conforme se vayan soltando los nudos se irán yendo las verrugas.
Por su parte, los orzuelos se curan pasándose una llave hueca por el ojo y, si esto falla, otro remedio es el de hacer un montoncillo de piedras a la orilla de cualquier camino; cuando alguien pase por allí y lo derribe, el orzuelo desaparecerá. Cualquier descalabradura se cura con unas simples telarañas, mientras que el empacho se cura si un mellizo le pone la mano en la tripa al enfermo durante algunos minutos.
En realidad, siempre habrá gentes un poco “orejitiesas” ante el salero que se vuelca, el paraguas o la silla que dan vueltas, el martes y trece o el cristal que se rompe. Nadie les quitará de la cabeza que cortarse las uñas en días que llevan la letra “r” ocasiona padrastros. Modernamente, hay quien usa pulseras de metal para curar el reuma, o se pasan una alpargata caliente (que ya casi no existen), para el dolor de tripas
En el aspecto culinario, y aunque no se sabe para qué, hay gente que se coloca en la frente la punta del pepino que no haya estado en contacto con la mata. También debe evitarse el hacer mahonesa delante de un hombre pues, de lo contrario, ésta se cortará irremediablemente.
En cuestión de luchar contra el mal tiempo, los elementos y las malas nubes, no había cosa mejor que sacar de su largo letargo al santo de tumo, para que puesto en las eras, evítase la catástrofe en cuanto se aproximaba un nublado. No sabemos en qué consistía su fuerza ante los desatados elementos; el caso es que llovía o apedreaba, o a lo mejor, se paralizaban las nubes, aunque mucho nos tememos que sin tener en cuenta a las impertérritas estatuas. Para evitarse esto, también solía sacarse al santo al comienzo de la temporada agrícola, habiéndose recurrido incluso, hace unos siglos, a verdaderos “profesionales” y así vemos que, en 1752, ya se pagaban doscientos reales “al que predica la pasión y conjura las malas nubes”. Hasta hace poco, también era frecuente encender un cirio para conjurar el riesgo de pedrisco.
Por nuestra parte, también hemos conocido la existencia de uno de los personajes más típicos dentro del campo de la superstición, los zahones, los cuales creían adivinar sin el menor conocimiento de geología o radiéstesia, las corrientes de agua subterráneas para señalar y abrir pozos, o hasta encontrar tesoros escondidos.
Y así muchas cosas más, reminiscencias de un pasado demasiado oscuro y profano, que nos hacen pensar en que la ilusión y la esperanza no tienen lógica, pues hasta cierto punto es natural que se busque el alivio de males cuando uno se hace la cuenta del “perdió”.
Aunque se aparta del tema de las sanaciones, aunque no de las supersticiones, cabe destacar que, la noche de San Juan (ya mencionada anteriormente), está cargada de secretos y misterios; una costumbre de ese día es la de evitar encantamientos. Por tanto no debe pasarse por ciertos lugares porque en ellos habita alguna persona encantada que este día sale, y que el día de San Juan, único de todo el año que sale de su aposento, va en busca de alguna persona para transmitirle su encantamiento y así poder ella deshacerse del mismo. Si alguien la ve y sin darse cuenta conversa con ella, queda encantado para siempre.
Tan tenebrosa como la anterior es la “Niña de los Peines”, que con su aspecto bondadoso nos invita a ser peinados por ella, cosa que aprovecha para clavar el peine en la cabeza del ingenuo viandante; sin embargo, esta ya era más fácil de esquivar, pues tenía su habitáculo en el llamado Huerto de Malmira (Las Eras), en la cueva que hay frente al camino actual. Ni que decir tiene que esta leyenda tenía como motivo asustar a nuestros abuelos, lo cual era fácil de lograr incluso hoy en día, pues este solitario paraje, una vez oscurecido, amedrenta al más valiente.
Para terminar, y aunque no es propio de este apartado, tal vez habría que hacer aquí una pequeña mención a las prácticas de brujería. En realidad, no creemos que haya habido brujas en nuestra comarca en ningún momento de la Historia, aunque sí creencia en ellas. En este aspecto cabe destacar que, en Casas de Ves, existía la tradición de que las brujas dé la localidad se reunían en auténticos aquelarres los martes y sábados en el llamado Collado del Colmenar, ni que decir tiene que los niños que naciesen en ese momento serían bizcos y desgraciados. En este pueblo se cantaban unas coplas referidas a estas hechiceras:
‘Tres en La Balsa dos en La Pared y la capitanilla en Casas de Ves”
En realidad, esta copla es semejante a las existentes en otros pueblos de la región pero cambiando los nombres de los lugares.
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Gastronomia en Alcalá del Júcar

La gastronomia de Alcalá del Júcar.
De recia y sabrosa podría clasificarse la cocina de Albacete. Platos cuyos orígenes han de ser buscados en los pastores y gentes trashumantes de la Meseta, de características afines a los del resto de las provincias manchegas. Reinan en ellos, especies nacidas en sus campos (ajos, azafrán, etc.), que dotan a sus guisos de peculiarísimo sabor y confortador aroma.
 

La cocina de este pequeño gran pueblo qué es Alcalá del Júcar, tiene grandes semejan­zas con la cocina del resto de La Mancha. Entre lo más destacado sobresale, como no, el tradi­cional “gazpacho manchego” o “galiano”, llamado así por ser comida frecuente entre los pasto­res, en su trashumancia por las galianas o cañadas de La Meseta. En este exquisito plato, alternan fundamentalmente la perdiz y el conejo, junto a ía torta cenceña, ajos, tomate, pimientos, sal y aceite.

Gazpachos en Alcalá del Júcar

Las “gachas manchegas” de harina de almortas y el “pisto manchego”, de tomate y pi­mientos, son platos que podrían llamarse vegetales, si en ellos no colaborasen eficazmente, toci­no de papada y otros “tropezones” en las gachas.
También sobresalen la “olla de aldea”, “guisado de trigo” y el “morteruelo”, hecho a ba­se de liebre, perdiz, tocino, etc., y que ya fue mencionado por don Enrique de Villena en su libro “Arte Cisoria”, también denominado “Tratado del arte del Cuchillo”; esta es la primera obra cas­tellana de etiqueta culinaria.
Los cangrejos de río (sabroso crustáceo para el aperitivo), viven en casi todas las aguas de Albacete, aunque los del Júcar, de gran tamaño y especial finura, son los más apreciados por los buenos aficionados. La “tortilla de cangrejos” es uno de los platos más sabrosos que pueden
degustarse en Alcalá. Otra forma de cocinar los cangrejos es rehogándolos con aceite y añadiéndoles ajos picados; jamón, tomate frito, harina, caldo de pescado y guindilla picante.
Entre los postres cabe destacar los mantecados, así como las madalenas y los rolletes; estos son unos roscos hechos con pasta de harina, huevo, azúcar, raspadura de limón y aguar­diente o anís. Los tres han sido tradicionales a lo largo de la historia de Alcalá. También son dig­nas de mencionar las “flores de sartén”.
En Navidad era tradicional el realizar los llamados “nuégados”, que es una especie de torta que se realiza poniendo miel a calentar a la que, cuando llega a la temperatura deseada, se le añaden rosas, almendras, cacao pelado y nueces; tras unas rápida vueltas para evitar que todo esto se queme, se esparce sobre una superficie lisa y se aplana. Cuando se enfríe, no hay más que cortar el trozo que se quiere.
Tras la vendimia se preparaba el “arrope”; para ello había que poner mosto a hervir (pa­ra que no fermente) y se le añadía calabaza, almendra y cacao pelado. Tras esto, solo resta guar­darlo en algún recipiente e ir comiéndolo poco a poco.
Cómo merienda típica de antaño, se encontraba el “pan, aceite y sal“ cambiando, a ve­ces, esta última por azúcar. También se solía acudir al “pan y vino con azúcar”. En caso de tener que recurrir al chocolate, había que ir a la tienda, donde un huevo se podía canjear por media li­bra de este dulce.
En cuanto a los vinos, esta provincia posee una extensa y variada escala de “caldos”, que va desde los de
Casas Ibañez (parientes de los de Requena y Utiel), a los de Hellín y Fuenteálamo, de más cuerpo y bastante graduación, pasando por los de muy grato paladar de La Roda y Villarrobledo.
Vinos en Alcalá
En nuestras tierras, también se bebe la típica “cuerva”, que se prepara con vino rebajado con gaseosa y con trozos de melocotón cortados y cuyo sabor, levemente áspero y dulce, resulta verdaderamente agradable. Se sirve en un ancho recipiente de barro esmaltado que toma el nom­bre de “cuervera” y que lleva adosadas una serie de tazas donde cada uno de los .asistentes bebe. Es interesante saber que, para algunos, estas “cuerveras” se remontan posiblemente al período ibérico, dadas las analogías entre estos recipientes y los descubiertos en alguno de nuestros más ricos yacimientos arqueológicos.
En cuanto a la capacidad hotelera, puede decirse que, Alcalá del Júcar, está bien prepa­rada para las invasiones turísticas ya que, pese a haber desaparecido las posadas y fondas que había en las aldeas, la villa cuenta con toda una serie de hoteles y restaurantes que disponen de servicio de habitaciones, a los cuales se han unido en los últimos años, algunas casas y aparta­mentos de alquiler.

Zulema, otra aldea de Alcalá del Júcar

Aldeas de Alcalá del Júcar, Zulema.
Zulema es la aldea más lejana de Alcalá del Júcar, ya que está situada a 6 kms. y al Noreste de dicha población, teniendo comunicación directa con la aldea de Las Eras, así como con las poblaciones vecinas de Alborea y Casas de Ves. Al tratarse de una aldea no tiene, lógi­camente, un gentilicio para ella sola, pero sus habitantes se nombran a sí mismos cómo zulemetos. ”
aldeas de Alcala del Jucar
Este núcleo de población es quizás, uno de los más antiguos de toda la comarca, apare­ciendo ya en los documentos de 1480, cuando se dice que Alcalá del Júcar y sus aldeas quedarán en pose­sión de los Pachecos. Sobre su origen no hay nada claro, ya que los estudios sobre la comarca aún son algo escasos y pobres aunque, según la leyenda, fue fundada por el rey moro Garadén. En sus inmediaciones se encontró una figurilla del dios Mercurio, datada en el siglo I de nuestra era.
La ermita que hace las veces de iglesia, consta de una sola nave, aunque las pilastras la dividen en cuatro tramos con coro en alto; está dedicada a su patrón, San Isidro, festejándose la festividad el día 15 de Mayo. Para: la festividad de este santo, y adelantándose a lo que será el fin de semana, el viernes noche hay una verbena popular. Al día siguiente se celebran actividades in­fantiles y una comida o merienda popular y por la noche otra ver­bena popular y la tradicional rifa.
anejos de Alcala del Jucar
El domingo, día donde prima el aspecto religioso, hay Santa Misa y posteriormente, procesión. En ella, abre la marcha la cruz procesional y el sacerdote, unos metros detrás 6 u 8 mujeres portan las andas de la Purísima que marcha escoltada por dos filas de mujeres. A continuación 4 hombres portan al Santo escoltado por dos filas de hombres. Al salir el Santo de la ermita, los tradi­cionales ¡Vivas! y lanzamiento de cohetes. La procesión toma la calle de la Iglesia, cruza la calle San Isidro y coge la del depósito al llegar a aquí, gira a la izquierda tomando la segunda bocacalle, ya casi en las afueras, y prosigue por las calles del Pozo, San Isi­dro y del Olmo, hasta el campo de fútbol; allí el sacerdote detiene la procesión y mirando al campo, recita una oración y, con el hiso­po, arroja agua bendita sobre ellos para bendecir los campos, tras lo cual la procesión toma el callejón a la izquierda y retoma nue­vamente la calle de la Iglesia A punto de entrar en el santuario, los fieles entonan el himno a San Isidro entrando el santo en la ermita mientras repica la campana. Hasta mediados de los años 90, había recital por parte de una orquesta y, durante los dos días del fin de semana, concurso de tiro al plato.
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Salve, Salve glorioso San Isidro dulce protector de la aldea patrón.

Senos propicio y bendice a tu pueblo Gloria, Gloria, Gloria a nuestro gran patrón.

No desampares al pueblo de Zulema que te aclama fiel y espera protección. “Danos cosechas y lluvias a tiempo te lo pide ati todo buen labrador” (bis)

¡Viva San Isidro! ¡Viva Zulema!

Himno a San Isidro

 
 
 

El vocabulario en Alcalá del Júcar

NUESTRO VOCABULARIO LOCAL
Da gusto oír hablar a los alcalaeños; escuchar el acento que imprimen a las palabras, los modismos, nombres de lugares típicos, los apodos. Hasta sus reniegos.
Las calles de Alcalá del Júcar
Se disfiuta charlando con la gente del campo porque conservan con más fuerza la expre­sión castiza y aún guardan frases, comparaciones, apelativos y reniegos hace tiempo olvidados. Agrada escucharles porque cuando se les deja, todavía repiquetean en el recuerdo sus voces y la agradable entonación con que pronuncian las palabras. Indudablemente, también tienen defectos.
El castellano que se habla en nuestro pueblo no se usa con entera corrección: Así, podemos oír palabras como “zanoria”, “bujero” o “relartija”, y mil herejías más que harían palidecer a la Real Academia de la Lengua.
Breve selección de mancheguismos léxicos. Ni que decir tiene que las definiciones que damos a continuación son las que se le dan en Alcalá del Júcar y no las que aparecen en el diccionario, entre otras cosas, porque muchas de ellas ni siquiera aparecen en él.
Ablentar = aventar (aragonesismo).
Adaza – maíz (valencianismo).
Albercoque = albaricoqúe (valencianismo).
Alcagüete = cacahuete.
Aniaguero — rentero. Persona que lleva a rento las tierras de otra.
Apechusques = trastos o bártulos de un oficio (andalucismo).
Ardacho = variedad de lagarto.
Arrecio = helado de frío.

Arreglarse = amén de las distintas acepciones del castellano, en nuestro pueblo también significa hacerse novio/a de alguien (Ej: la Antonia se ha arreglado con Manuel).

Azotazo = golpe dado con la mano.
Bajoca =judias (valencianismo).
Banca = banco de madera con respaldo; suele llevar un colchoncillo y dos almohadones.
Basca = abulia o desgana debida al calor.
Blinear = saltar.
Borracho = cerril.
Cagamera/carriñera = colorín, jilguero.
Cagarrias = cobarde.
Cabezonería – terquedad
Ceporro = muchacho torpón; brazo de una cepa.
Coméro – esquina.
Cotana=pequeña muesca.

Chache = hermano mayor (dicho por los niños). También tío.

Chito = también “chitón”. Voz imperativa que conmina a callarse.

Embasurar = estercolar la tierra.

Énflascar = manchar, pero también llenar de agua a alguien.

Escarcil = alcachofa.

Esfaratar = desbaratar, romper.

Fardel = bolsa de tela donde llevaban la comida los que se van a trabajar al campo.

Gaveta = recipiente redondo de metal con dos asas a los lados y con mayor diámetro en la boca que en el fondo. Debido a su gran tamaño, igual servía para lavar la ropa (su usual destino), que para bañar a los crios (destino no menos usual): Ver Fig. 10 Garbirote = golpecitos que se dan en la cabeza disparando un dedo sobre otro.

Golismear=escudriñar.

Guacho = muchacho

Guarín = en una camada de animales, cría nacida en último lugar.
Güiscar = molestar a alguien para provocarle.
Holguero = holgado, ancho.
Jicara = vasija o jarroncillo pequeño que sirve para contener líquidos.
Laña – grapa, imperdible, enganche.
Merguizo = mellizo.
Metijoso = entrometido, fisgón.
Monflorita – afeminado.
Monito = muñeco, soldadito, etc., de pequeño tamaño.
Morciguillo = murciélago.
Mozo = amén de referirse a un joven, también indica soltería. Hablase así de “mozo viejo”, cuando el soltero ya es entrado en años.
Noviaje = noviazgo.
Olisca = también “olorisca”. Olor desagradable.
Pelarza = contienda, riña, disputa.
Penene = atento, cauteloso. Suele ir precedido del veibo “estar” o “ir” (Ella estaba penene; él iba penene a lo que ocurría;…)
Pero — variedad de manzana Piazo = pedazo, trozo.
Pitas = repetido, voz para llamar a las gallinas.
Postellón = rápido, veloz. Suele ser un comparativo (Ej: Corre como un postellón).
Rabosa = dícese, familiarmente, de las niñas pequeñas que son traviesas.
Regaera = regadera.
Regüeldo = eructo.
Retortija = lagartija.
Sain o sein = grasa o aceite.
Sioo = intelección para detener a las caballerías.
Sobar = tocar.
Sudaera – sudor.
Tajá=trozo de carne.

Támara = rama muy delgada Tástana – costra, membrana, cutícula Templar = pegar, golpear.

Tontilán = tonto.

Tuétano = médula de los huesos.

Unte = ungüento.

Vedriao = vajilla; conjunto de piezas para el servicio de la mesa Velilla = cerilla

Verdor = año de edad de una viña

Vide = arcaísmo que ya solo usan los más ancianos. En realidad se trata de la primera persona del singular del Pretérito Perfecto de Indicativo (“yo vi”).

Zafa=jofaina, palangana.

Zagal = muchacho adolescente, mozo.

Zamarro = obcecado, necio.

Zangalitrón = muchacho muy crecido.

Zompo = trompo, peonza.


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Festividad de Los fieles Difuntos en Alcalá del Júcar

DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS EN ALCALÁ DEL JÚCAR: el día de celebración es el 2 de Noviembre, pero como este día es laborable, desde tiempos inmemoriales se celebra el día anterior, festividad de “Tosantos” (Día de Todos los Santos). Este día es aprovechado por los alcalaeños para visitar a sus difuntos en el cementerio, dedicándose las mujeres a limpiar las lápidas y adornar las tumbas con velas y flores, destacando entre todas la denominada “cresta”; mientras tanto, la campana de la Iglesia hace sonar el “toque de difuntos”. Durante esa noche, se colocaban pequeñas cazueli- llas, o incluso platos, con aceite y lamparillas encendidas por los familiares difuntos más allega­dos. La galopante modernización también ha llegado a esta festividad, ya que estas lamparillas han sido sustituidas hoy en día por verdaderos cirios fabricados para tal efecto. Al principio era una velilla por cada familiar, ahora es uno o dos cirios para todos, siendo imprescindible que se apaguen por sí solos, ya que es señal de mal augurio el apagarlos antes de que ellos solos se con­suman. Para dar atan señalado día el aspecto macabro que se merece, esa noche se solían contar lúgubres historias que acababan con la valentía de los crios y no tan crios. Una arraigada creen­cia relacionada con el mundo de los muertos dice que, si alguien muere en domingo, antes de un año se llevará a la tumba a otro familiar. Otra costumbre era la de pintar la casa, tras la muerte en ella de algún pariente.
Las calles de Alcalá del Júcar
Una costumbre relacionada con la muerte, aunque no con el día de difuntos, es la de dar el pésame en la calle y junto al ataúd, colocándose para ello en fila los familiares más allegados al difunto; la fila la encabezan las mujeres y luégo los hombres. La actitud relajada de algunos párrocos con los que ha contado nuestro pueblo, ha hecho qué desaparezcan pequeñas costum­bres como la de ir el cura a recoger al muerto a su casa.
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Alcalá del Júcar y el "Camino Real"

El Camino Real en Alcalá del Júcar
Debido a su cercanía con el antiguo Reino de Valencia, por Alcalá del Júcar pasaba el llamado “Camino Real”. Este camino venía de Castilla y, ya en nuestro pueblo, cruzaría el puen­te romano, para seguir, con toda probabilidad, por la Cuesta Hondonera y las actuales calle del Pósito, calle Carnicera, calle del Castillo, calle del Capitán González, calle Desamparados, calle Asomada, camino de los Porches, Fuente Nueva, San Cristóbal, Fábrica de ios Vicentes, etc.

El Camino Real a su paso por la casa rural La bodeguilla en la calle asomada.

Es­te camino pasaba por el Cabezo Gordo a dar a la villa de Ayora que era el primer lugar del Reino de Valencia.
Como bien se dice en la obra de José Mathias Escribano, este era elcamino vie­jo, verdadero y derecho” ,ya que era el que llevaba a las distintas aduanas, donde los arrieros de­bían de abonar los derechos de paso, por lo que los más osados utilizaron otros caminos como el de la llamada “Cañada de Carcelén”, evitando así el cotizar al estado. Si eran pillados se les re­quisaba la mercancía. Pese á todo, no debía ser esto infrecuente, ya que en el Archivo Histórico Nacional, hay infinidad de pleitos contra los arrieros que eludieron el paso por esta aduana.
Iban siempre en numerosos grupos armados de arcabuces y otras armas; incluso se guardan pleitos contra varios vecinos de Ayora que, bajo las órdenes de un tal Laureano Ibar, fueron “…acusados de descaminar el Camino Real, eludir, dismar y pagar”, haciendo frente, incluso, al guardia de los intereses de la corona cuando trató de llevarlos al Camino Viejo para conducir­los a la aduana.
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