Calle Asomada 61,
02210 Alcalá del Júcar
Tel.: (+34)678 255743
info@casarurallabodeguilla.com
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Alcalá del Júcar cuenta con una de las más originales plazas de toros que se hayan construido jamás. Sobre su construcción no se sabe gran cosa aunque esta plaza cuenta, según algunos, con más de 200 años estando considerada por muchos autores como una de las más antiguas de España. Antes de levantarse la plaza, allí había una era para trillar enclavada en la roca y, con anterioridad, la ermita de San Pedro[1].
Pese a esta supuesta antigüedad, por nuestra parte no creemos que sea anterior a la segunda mitad del siglo pasado. Si bien no es concluyente el hecho de que no aparezca en la obra de Sánchez de Neira (1879)[2], el cual también deja sin nombrar muchas otras cuya existencia está demostrada, ya es más extraño el que tampoco aparezca en la de Guerrita (Í896)[3], el cual hace un meritorio censo de las existentes en su época, cuando sabemos que ya existía el coso de nuestro pueblo; tal vez, ello se deba al lamentable estado en el que ya se encontraba Tampoco aparece en el mapa de Hierros y Divisas de Ganaderías Bravas, realizado por E. Galle alrededor del año 1900. …
Según algunas publicaciones, la plaza se construyó en 1902, pero según la memoria de algunos ancianos, lo que realmente se hizo en aquellas fechas fue una reconstrucción, ya que la plaza ya existía con anterioridad, pero ante el ruinoso estado que ésta presentaba, el ayuntamiento la ofreció a los albañiles y carpinteros del pueblo a cambio de su restauración. Estos restauradores fueron los hermanos Motilla Camón (Juan José y Alberto), Alonsillo y, también, Diego Villanueva “el de Rufino”; estos cuatro eran albañiles, a los cuales hay que agregar al carpintero
Bartolillo Muñera[4] y al tejedor Gregorio García “el de la Isabelana”. Se añadía, completando el grupo, Peñas, el “Alpargatero” y Faustino García “el Oficialete”, también llamado “el de la Mortera”. Entre los nueve la rehicieron tal y como se nos muestra hoy en día; al parecer, en la novillada de inauguración perdieron cerca de mil reales. Quizás, esta reconstrucción, es lo que induce a Ortíz Blasco y J.L. Maeso a dar erróneamente el año de 1912 como fecha de su construcción.
[4] Por desgracia, recientemente Meció Mauricio Muñera, hijo de Bartolomé Minera, uno de los restauradores de la plaza y que alguna vez nos comentó cómo, a principios de siglo, tenia que llevar todos los días, pese a su corta edad, el almuerzo a su padre, el cual estaba en la obra del coso taurino.
33 Hasta hace algunos años, el espectáculo de variedades solía representarse la misma noche de la corrida.
34 Aquella peña de nuestros vecinos llegó a ser tan fuerte, que incluso llegaron a poner un toldo en su tendido.
En alguna fuente hemos hallado el dato erróneo de que es monumento nacional, motivo por el cual no estaría permitida la remodelación exterior, pese a ello, en el interior se llevaron a cabo las obras pertinentes para ampliar el ruedo, que ahora mide 40 mts. de diámetro; también se quitó la barrera y se subió la contrabarrera
La portada está realizada a base de sillares y el resto, hasta nivelar el punto más alto, es manipostería trabada con mortero de cal. A partir de ahí, se usa el alzado de tapial calicastrado. También aparece el uso de cadenas (bloques escuadrados) para unir dos lienzos convergentes. Por su parte, las gradas están esculpidas en la roca y los muros son de adobe, habiéndose utilizado, además, el barro, la grava y el ladrillo. La disposición de todos estos materiales hace parecer que los muros estén hechos para soportar un tobogán. En cuanto a su forma, esta plaza no es cuadrada ni redonda, es ovalada y desde arriba recuerda una lucerna paleocristiana.
En cuanto a su distribución interior, la plaza tiene dos puertas para el servicio publico que dan acceso a las localidades de sol y sombra y otra principal, por donde efectúan su entrada los toreros. Tiene también un corral y los respectivos chiqueros, aunque no cuenta con cuadras, por lo cual, los caballos tanto de rejoneadores como de arrastre de toros han de quedarse en la calle hasta su entrada en la plaza. A la parte izquierda de la puerta principal, existe un pequeño escenario en el cual, y durante el verano, actúan algunas compañías de teatro y otras variedades. Tiene un aforo para 2.200 espectadores.
El día 8 de Agosto hay un tradicional “encierro” de las reses que se lidiarán el día 10. Este encierro, tras unos años en que los toros eran llevados encajonados hasta la misma puerta de la plaza, ha vuelto a recuperar el habitual sabor popular al soltar los novillos en la explanada y subir estos, sueltos, hasta la plaza de toros. Últimamente, los novillos salen desde el frontón haciendo, de este modo, el encierro más largo. Pero es sin duda el día 10, festividad de San Lorenzo, cuando la plaza de toros se convierte en protagonista de las fiestas ya que, alrededor de las 6’30 de la tarde, tiene lugar la tradicional novillada sin picadores, donde serán lidiados cuatro novillos. Por la noche del día siguiente33, tendrá lugar en el teatro de esta misma plaza un espectáculo de variedades, contando además con la presencia de algún artista de renombre que dé realce a la función.
Desde hace ya bastantes años, y tras el festejo, los mozos de la aldea de las Casas del Cerro iban a la Punta de la Tabla y se daban, vestidos, un baño. Este pequeña broma, se ha venido repitiendo año tras año uniéndose, además, los jóvenes del pueblo y de otras aldeas, por lo que este baño en la playeta se ha convertido en una costumbre más.
Otra inveterada costumbre tiene que ver con el pueblo de Casas Ibañez ya que, gran parte del aforo, era ocupado por vecinos de este pueblo, los cuales tenían una gran afición34. Por en
tonces, la plaza era regada con cubos y los ibañeses,-quizás por-el-calor,-demandaban asiduamente que al grito de ¡agua! ¡agua!, los mojaran. Ni que decir tiene que los encargados del riego no se hacían de rogar y, a fuerza de repetirlo un año sí y otro también, esto quedó como tradicional; el que iba a aquella parte del tendido sabía ya, de antemano, que acabaría empapado. Hoy en día, ya no existe la gran peña ibañense ni se riega con cubos, pero aquella costumbre ha ido evolucionando hasta nuestros días y, el que va al sol, sabe que acabará regado.
También es tradicional el asistir a la plaza con el jamón y la garrafa del vino.
Como plaza de pueblo que es, no deberíamos esperar la actuación de grandes matadores en su ruedo, sin embargo, y aunque se cuentan con los dedos de una mano, son de destacar algunos espadas que, con el tiempo, han llegado a alcanzar cierto renombre, destacando entre todos ellos, según algunos ancianos, a uno de los mayores maestros de todos los tiempos como fue Juan Belmonte aunque, eso sí, cuando solo contaba con doce años. El primer cartel de toros al que hemos tenido acceso, lleva fecha de 10 de agosto de 1905; la feria de aquél año se anunció con gran pompa ya que “Con motivo de la Feria de este pueblo, la Empresa que tiene á su cargo las corridas, no omitiendo gasto ni sacrificio alguno, ha adquirido SEIS BRAVOS NOVILLOS-TOROS, de la acreditada ganadería de Don Francisco González Traperos. A la vez ha contratado al valiente novillero MANUEL ALCOBA, Alcobita, que tantos aplausos viene cosechando en todas las plazas donde se ha presentado». Ni que decir tiene que “Una brillante Banda de Música amenizará las corridas”. Y dice bien, porque en aquél año se celebró otra corrida el día siguiente, 11 de agosto. Como nota curiosa, decir que el siguiente cartel conservado, lleva fecha de 10 de agosto de 1907 y por él nos enteramos que la corrida de dicho año fue “A beneficio de los pobres de esta Villa”.
Bibliografía: Alcalá del Júcar (José Luis Valiente Pelayo)
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2 Comments
[…] Texto extraído de la web casaruralbodeguilla.com […]
[…] tres noches de rock and roll en directo, tendrán lugar en “un marco incomparable”: la plaza de toros de Alcalá del Júcar. Este es, sin lugar a dudas, uno de los cosos más singulares de toda España. Es de los más […]