Las fiestas Onomásticas
Aparte de las ferias y fiestas de cada población, existen o han existido otras festividades que con mayor o menor arraigo se celebraban en Alcalá. Nos estamos refiriendo a diversas festividades que no por ser más humildes, dejan de ser tradicionales.
SAN ANTÓN: su conmemoración tiene lugar el 17 de Enero[1]. Hasta hace algunas décadas, el vecindario acostumbraba a mantener diariamente y de forma mancomunada a un cerdo que recorría tranquilamente las calles de las aldeas, libre y sin trabas ni encierros, y que el día de la onomástica del santo era subastado junto a otros presentes donados por las gentes del pueblo. Se ha dado el caso varias veces que una vez que alguien se hace con el cerdo vuelve a ofrecerlo para otra nueva subasta[2]. Tal era, lo que a nosotros ha llegado con el nombre de “Gorrino de San Antón”. Antaño, se elaboraba el llamado pan bendito y que era repartido a la puerta de la Iglesia, tanto para las personas como para los animales. Por la noche, como no, la inevitable hoguera ala puerta de la Iglesia donde se asaban patatas, longanizas, careta, etc.
Este santo es el patrón de los animales pero debido a la industrialización del campo y la consiguiente desaparición de los animales de carga, esta fiesta está desapareciendo de forma alarmante. A ello hay que añadir que, como San Isidro, santo eminentemente agrícola, va adquiriendo mayor relevancia, muchos de los actos que antaño se celebraban en honor de San Antonio Abad, hoy se realizan para venerar a San Isidro. Actualmente se limita a la tradicional procesión y la bendición de los animales. Antiguamente, y si pese a la bendición de tumo, algún animal se ponía enfermo, lo mejor era recurrir a los profesionales; por los archivos del siglo XVII pertenecientes a la Inquisición, conocemos los casos de Francisco Valera y Martín González, ambos vecinos de Valdeganga que, aunque sanaban a toda clase de animales, estaban especializados en cerdos, para lo cual les ponían tan solo una cédula al cuello en los que estaban escritas palabras de Salmos.
SAN FULGENCIO Y LA CANDELARIA: se celebran el día 16 de Enero y el 2 de Febrero respectivamente[1]. Como suele ser tradicional en este tipo de festividades, se hacen hogueras.
Las densas humaredas, tenía lugar antiguamente la confección de las tradicionales “majas”, también llamadas “hachos”. Para confeccionarlas, se hace un mazo con esparto seco y cada cierto trecho se le rodea con una jareta de esparto verde. Del último trozo salía una cuerda para poder asir la “maja”, aunque, otros, preferían trenzar esta parte final, formando así la cuerda de la que se asirá la “maja” y, una vez que se le había pegado fuego a la punta, salir corriendo por la aldea a la vez que se le hacía dar vueltas. Hay que decir que la confección de “majas” requería una cierta habilidad por parte del constructor, pues existía la posibilidad de que si ésta no se había hecho correctamente, al comenzar a girarla se deshiciera. Como el día anterior, San Antonio, también era festivo, para evitar equívocos el refranero local creó un dicho que rezaba así:
“Detente varón, que el primero es San Antón detente necio, que el primero es San Fulgencio”
SAN BLAS: su festividad se celebra el 3 de Febrero[1], tal y como lo recoge el refranero local al decir que “El primero hace dia, el segundo Santa María y San Blas al tercer día’\ Lo más tradicional de este día eran los “tortetes” que eran unas tortas de bizcocho adornadas con dulces que se entregaban en acción de gracias por alguna curación; luego se subastaban, recogiendo así dinero para el gasto del santo. En alguna parte hemos encontrado el nombre de “toñas” refiriéndose a este dulce, aunque esta es una denominación que desconocemos; también desconocemos el hecho de que se subastasen tórtolas, tal y como recogen algunas públicáciones modernas.
Algunas llevaban un puro en el centro para que el santo les protegiese la garganta. Hasta hace poco, los niños acudían a la iglesia acompañados de sus madres para ofrecerles estos “tortetes”, los cuales serían subastados posteriormente. A veces, estas donaciones tenían carácter perpetuo, yendo cualquier miembro de la familia a entregarlo año tras año en caso de no haber niños ya en la casa.
NOCHE DE SAN JUAN: se celebra el 24 de Junio y,(casualmente coincide con el solsticio de verano por lo que, en consecuencia, es el día más largo. Su origen es pagano y la Iglesia lo hizo suyo dándole un tinte cristiano al ponerlo bajo la advocación de San Juan Bautista. En la actualidad aún perdura tal costumbre en toda Europa y parte de África. Esta es una de las celebraciones más antiguas dentro del mundo cristiano, uniéndose multitud de ritos ancestrales paganos que tienen lugar en esta noche llena dé sortilegios y embrujos. Creencias que* en su mayoría, hay que relacionarlas con el agua, el fuego y la vegetación. Esta noche también es muy importante en el aspecto curativo; en cuanto a la hernia infantil, es entonces cuando dos personas que se llamen Juan y Juana, pueden curar esta enfermedad cogiendo al niño “quebrao” y pasándolo por entre las ramas de una higuera. La noche anterior se hacía una verbena, la cual tenía que durar hasta la madrugada ya que la gente que tenía verrugas debía restregárselas con algunas briznas de hierba antes de salir el sol, desapareciendo al poco tiempo. Algunos, incluso, bañaban sus muías y algún que otro animal.
FERIA DE SANTIAGO: se festeja el 25 de Julio. Había verbena.
Como curiosidad, podemos mencionar que durante las celebraciones de algunas de estas fiestas, y como pueblo eminentemente agrícola, había concursos de arada.
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Una pequeña costumbre que solía realizarse antaño, era la de felicitar a los hombres que celebraban su onomástica en determinadas fechas. Así, el día de celebración de los santos más nombrados tales como San José, San Pedro, San Antonio, etc, salía una pequeña banda para recorrer la aldea de tumo e ir felicitando así a los que celebraban su onomástica, en cuyas casas eran recibidos con algún plato de rolletes y magdalenas. Ni que decir tiene que, como el recorrido se hacía con música, a los primeros sones, la banda se veía escoltada por un sinfín de crios y crías que hacía, así, el mismo recorrido.
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