Calle Asomada 61,
02210 Alcalá del Júcar
Tel.: (+34)678 255743
info@casarurallabodeguilla.com
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Calles de Alcalá del Júcar.
Cuando el castillo estaba en pleno apogeo, la ladera sobre la que hoy se asientan las calles alcalaeñas era un peñascal sólo practicable por sendas que los del castillo trillaban para subir agua del río. Con el correr del tiempo, Alcalá del Júcar se fue asentando en un lugar de accidentada topografía, por lo que la red viaria se tuvo que adaptar a la pendiente del terreno, estando constituida esta por calles estrechas, adarves, pasadizos y pequeñas plazas que, en realidad, son más angostos ensanches que otra cosa. En la actualidad, esta antigua estructura urbana aún se refleja en el trazado de la población.
Actualmente, y antes de pasar el puente que nos mete en las primeras casas, atravesamos “La Rambla” cuajada de plátanos que dan sombra al ocio estival de los alcalaeños, incluidos los veraneantes. Pasado el puente, combadas calles horizontales son cruzadas por otras de elevadas pendientes. Entrar es aplicarse a un ameno alpinismo semirural, nunca del todo urbano, aunque las estrechas calles de un metro y medio tengan el piso de cemento. En el plano callejero de la página siguiente podemos apreciar la disposición de las diferentes calles alcalaeñas donde, debido al terreno sobre el que se asientan, predominan las callejuelas sinuosas e incluso laberínticas.
Las calles de Alcalá del Júcar son rectas y de no mucha anchura; se cortan oblicuamente y reúnen las condiciones necesarias para dar salida a las aguas de lluvia. Dos son las principales: la calle Nueva y la Cuesta Hondonera. La primera va desde la Iglesia a la calle del Molino y es una de las pocas que están, más o menos, horizontales. La segunda va desde la Iglesia hasta el puente romano; esta calle, que es la de mayor grado de inclinación de todo el pueblo, fue recubierta de cemento hace algunos años con el fin de que los coches pudieran bajar por ella, con lo cual perdió gran parte de la belleza que adornaba a tal calle, aunque en la actualidad ha recobrado su primitivo aspecto, con lo que se ha dado un gran paso en el embellecimiento del pueblo.
Para Sebastián de Miñano (1826), las calles de Alcalá del Júcar eran “...tan estrechas y pendientes, que con gran dificultad pasa un carruage por la mas ancha, y lo mismo sucede con los caminos de avenida al puente, que por descuido están intransitables; siendo asi que antes uno de ellos, conocido con el nomb(re) de Puerto Seco, era el pasagey crucero de comercio de Requena y de otras villas.”
Tampoco Madoz, hace mejores elogios de nuestras calles ya que, para él, eran escalonadas y sin permitir ningún espacio que pudiera servir de plaza. Eran resbaladizas, tortuosas e incómodas, y “…tan sólo la que bordea el rio, denominada Nueva, espaciosa y casi recta. Como nota curiosa podemos decir que hay constancia, desde al menos 1752, de que esta calle ya era denominada de esta forma por lo que, pese a llamarse “Calle Nueva”, cuenta con más de doscientos años.
En cuanto al aspecto urbanístico, respetamos las decisiones del pueblo y aceptamos la fisonomía actual, pero confesamos sinceramente que no compartimos la opinión de que se permitan algunas construcciones que poco o nada hacen para la mejora general del pueblo el cual vive, en parte, del turismo.
También podemos ver que proliferan las edificaciones incontroladas y antiestéticas, así como el crecimiento anárquico y especulativo sin planeamiento adecuado. Por desgracia podemos ver esto si salimos a pasear por cualquier carretera o camino de Alcalá, donde se ha permitido la construcción de viviendas, donando el ayuntamiento el terreno por el mero hecho de ser alcalaeño. La donación nos parece acertada, la construcción anárquica, no.
También comienza a aparecer una incipiente degradación de espacios de gran valor natural y paisajístico, motivo por el cual debería de haber un mayor control y restricciones en los aprovechamientos turístico-recreativos, sobre todo de la zona entre Alcalá del Júcar y el Embalse del Molinar, ya que se trata de un ecosistema todavía no excesivamente alterado. Desdichadamente, pistas forestales como la construida entre Casas de Ves y El Tranco, acabarán destrozando este hermoso paraje.
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