Calle Asomada 61,
02210 Alcalá del Júcar
Tel.: (+34)678 255743
info@casarurallabodeguilla.com
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La gastronomia de Alcalá del Júcar.
De recia y sabrosa podría clasificarse la cocina de Albacete. Platos cuyos orígenes han de ser buscados en los pastores y gentes trashumantes de la Meseta, de características afines a los del resto de las provincias manchegas. Reinan en ellos, especies nacidas en sus campos (ajos, azafrán, etc.), que dotan a sus guisos de peculiarísimo sabor y confortador aroma.
La cocina de este pequeño gran pueblo qué es Alcalá del Júcar, tiene grandes semejanzas con la cocina del resto de La Mancha. Entre lo más destacado sobresale, como no, el tradicional “gazpacho manchego” o “galiano”, llamado así por ser comida frecuente entre los pastores, en su trashumancia por las galianas o cañadas de La Meseta. En este exquisito plato, alternan fundamentalmente la perdiz y el conejo, junto a ía torta cenceña, ajos, tomate, pimientos, sal y aceite.
Las “gachas manchegas” de harina de almortas y el “pisto manchego”, de tomate y pimientos, son platos que podrían llamarse vegetales, si en ellos no colaborasen eficazmente, tocino de papada y otros “tropezones” en las gachas.
También sobresalen la “olla de aldea”, “guisado de trigo” y el “morteruelo”, hecho a base de liebre, perdiz, tocino, etc., y que ya fue mencionado por don Enrique de Villena en su libro “Arte Cisoria”, también denominado “Tratado del arte del Cuchillo”; esta es la primera obra castellana de etiqueta culinaria.
Los cangrejos de río (sabroso crustáceo para el aperitivo), viven en casi todas las aguas de Albacete, aunque los del Júcar, de gran tamaño y especial finura, son los más apreciados por los buenos aficionados. La “tortilla de cangrejos” es uno de los platos más sabrosos que pueden
degustarse en Alcalá. Otra forma de cocinar los cangrejos es rehogándolos con aceite y añadiéndoles ajos picados; jamón, tomate frito, harina, caldo de pescado y guindilla picante.
Entre los postres cabe destacar los mantecados, así como las madalenas y los rolletes; estos son unos roscos hechos con pasta de harina, huevo, azúcar, raspadura de limón y aguardiente o anís. Los tres han sido tradicionales a lo largo de la historia de Alcalá. También son dignas de mencionar las “flores de sartén”.
En Navidad era tradicional el realizar los llamados “nuégados”, que es una especie de torta que se realiza poniendo miel a calentar a la que, cuando llega a la temperatura deseada, se le añaden rosas, almendras, cacao pelado y nueces; tras unas rápida vueltas para evitar que todo esto se queme, se esparce sobre una superficie lisa y se aplana. Cuando se enfríe, no hay más que cortar el trozo que se quiere.
Tras la vendimia se preparaba el “arrope”; para ello había que poner mosto a hervir (para que no fermente) y se le añadía calabaza, almendra y cacao pelado. Tras esto, solo resta guardarlo en algún recipiente e ir comiéndolo poco a poco.
Cómo merienda típica de antaño, se encontraba el “pan, aceite y sal“ cambiando, a veces, esta última por azúcar. También se solía acudir al “pan y vino con azúcar”. En caso de tener que recurrir al chocolate, había que ir a la tienda, donde un huevo se podía canjear por media libra de este dulce.
En cuanto a los vinos, esta provincia posee una extensa y variada escala de “caldos”, que va desde los de
Casas Ibañez (parientes de los de Requena y Utiel), a los de Hellín y Fuenteálamo, de más cuerpo y bastante graduación, pasando por los de muy grato paladar de La Roda y Villarrobledo.
En nuestras tierras, también se bebe la típica “cuerva”, que se prepara con vino rebajado con gaseosa y con trozos de melocotón cortados y cuyo sabor, levemente áspero y dulce, resulta verdaderamente agradable. Se sirve en un ancho recipiente de barro esmaltado que toma el nombre de “cuervera” y que lleva adosadas una serie de tazas donde cada uno de los .asistentes bebe. Es interesante saber que, para algunos, estas “cuerveras” se remontan posiblemente al período ibérico, dadas las analogías entre estos recipientes y los descubiertos en alguno de nuestros más ricos yacimientos arqueológicos.
En cuanto a la capacidad hotelera, puede decirse que, Alcalá del Júcar, está bien preparada para las invasiones turísticas ya que, pese a haber desaparecido las posadas y fondas que había en las aldeas, la villa cuenta con toda una serie de hoteles y restaurantes que disponen de servicio de habitaciones, a los cuales se han unido en los últimos años, algunas casas y apartamentos de alquiler.